Las supervisiones, fundamentales durante la práctica profesional, tienen por objetivo construir un espacio de trabajo donde encontrarnos para poder reflexionar juntos acerca de la clínica que realmente practicamos. Del encuentro devendrá otra visión que ayude a comprender y acompañar a quién nos consulta
Las supervisiones, ya sean grupales o individuales proponen, desde la perspectiva del Psicoanálisis Relacional, un encuentro entre colegas con el objeto de reflexionar juntos sobre relatos clínicos, bajo la guía de un coordinador o supervisor. En este contexto, se privilegia una mirada intersubjetiva, es decir, se analizan las dinámicas relacionales que surgen entre el terapeuta y el paciente, así como las emociones y resonancias que estos vínculos generan en el profesional.
El terapeuta podrá, en estos encuentros reflexionar sobre sus propias emociones, experiencias y reacciones en relación con el paciente, este espacio no solo facilita el análisis práctico de los relatos clínicos, sino que también permite al terapeuta explorar cómo sus propios estados afectivos influyen en el proceso terapéutico, promoviendo un crecimiento tanto profesional como personal.
El supervisor no se posiciona como una figura de autoridad que da respuestas absolutas, sino como un colaborador que ayuda al supervisando a desarrollar una comprensión más profunda del proceso clínico, fomentando un clima colaborativo y de aprendizaje mutuo, donde los participantes pueden compartir sus inquietudes, ampliar su comprensión clínica y explorar nuevas formas de intervención. Ambos participantes (terapeuta y paciente) co-construyen el proceso clínico, bajo un marco ético y respetuoso.
Estos espacios permiten al profesional identificar posibles puntos ciegos y recibir retroalimentación constructiva que enriquezca su comprensión del paciente.
Es un espacio donde la teoría se entrelaza con la práctica, y donde el intercambio con colegas o supervisores experimentados fomenta el aprendizaje continuo, la autoconciencia y la ética profesional. Por todo esto, entendemos que la supervisión no es simplemente un recurso adicional, sino un componente esencial en la formación y el crecimiento del psicólogo en cualquier etapa de su carrera.